lunes, 11 de abril de 2016

Capítulo 8 - Trazando la línea

Capítulo 8
Trazando la línea



17 de Abril de 1984

Querido John, os echo tanto de menos que mi cabeza me está jugando malas pasadas. Tengo extraños dolores de cabeza, son fugazes, pensamientos insólitos que se desvanecen al instante... ¿me estaré volviendo loca? No se lo he comentado a Lucy, aunque sospecho que podría ayudarme. Todo esto tendrá que ver con el maldito accidente... si recordara que pasó todo sería mas fácil...

Os encontraré, nada impedirá que me reúna con vosotros.

Siempre tuya, os amo, Julia.”


Nos había costado llegar, la cantidad de coches abandonados o destrozados nos impedían ir con normalidad por la carretera. Por el camino habíamos atropellado varias de esas cosas que intentaban atacarnos. ¿Podría acostumbrarme alguna vez a eso? ¿A matar algo que ya estaba muerto? Habían sido personas, yo era enfermera y mi labor había sido ayudar a la gente, por ello trabajaba en un Hospital. Cómo demonios iba a aceptar ésto así como así.

Me bajé de la camioneta y observé con atención todo el lugar. Pude reconocer mi coche a lo lejos, un Peugeot 205 Celeste, salido el año pasado y que John se empeñó en comprar como si fuese un niño pequeño deseoso de un gran juguete.
Alrededor todo estaba destrozado, el coche había dado mínimo varias vueltas de campana. Estaba boca abajo en el suelo, los cristales reventados y había manchas de sangre por todas partes. En mi interior me estremecí al pensar que era demasiada sangre para que sólo fuese mía.

Cerca de mi vehículo había varios muertos en descomposición, coches que habían chocado entre sí o que habían sido abandonados con las puertas abiertas y vehículos destrozados. Me acerqué con cautela a los cadáveres que había tirados allí, temblorosa me agaché a observar el poco rostro que tenían, con pánico por si serían conocidos, por si eran de mi familia. Pude reconocer que no y un gran alivio me inundó por dentro. Miré mi coche siniestrado y me agaché intentando encontrar o recordar algo que me ayudara.

Mi bolsa de trabajo estaba en el asiento de atrás que ahora estaba cerca del suelo. En el asiento del copiloto estaba mi bolso abierto y medio roto. Miré en la guantera y en las puertas esperando encontrar algo más. Finalmente mire en la visera del coche y encontré algo que me llenó de lágrimas. Una foto mía con mi familia. Sin dudarlo la cogí y la mantuve en mis manos observándola. “Os encontraré, lo prometo” dije, cogí el bolso y mi bolsa de trabajo y me puse de pie. Guardé la foto con mucho cuidado como si fuese mi tesoro más preciado ahora. Realmente lo era.

Dentro del bolso aún estaba mi cartera con dinero y documentación. Estaba mi teléfono móvil, algo completamente nuevo para mi... hacía poco que había salido, era un DynaTAC 8000X. John se empeñó en tener uno cada uno y comunicarnos así. Un atisbo de esperanza surgió en mi y miré el móvil pero estaba apagado y ya no servía de nada. Si no iba ni la radio mucho menos iba a ir este cacharro.

Dentro de la bolsa de trabajo había el uniforme de enfermera, un botiquín grande y algunos medicamentos fuertes, calmantes, barbitúricos, sedantes, antibióticos... me pregunté por qué llevaba eso ahí, nunca llevaba ese tipo de cosas. Siempre tenía el uniforme y el calzado para el Hospital. Aún así debo reconocer que me vino muy bien recuperarlo.


-Ey Lucy, mira que he encontrado. - Me dirigí a Lucy y le enseñé lo que había recuperado. - Nos vendrá bien pero...No he recordado nada.
-Algo es algo. - Me cogió de la mano.- Encontrarás a tu familia y recuperarás la memoria.
-Pero no lo entiendo. He visto casos de amnesia en un accidente y la mayoría de veces no se tardaba en recuperar, y era transitoria.
-No hace tanto que sufriste el accidente, Julia. - Me miró a los ojos. - Es algo normal teniendo en cuenta todo lo que está pasando actualmente, es mucho para procesar.
-Lucy. - La miré a los ojos preocupada. - Últimamente he tenido fuertes dolores de cabeza instantáneos y en cada dolor que me hacía apretar los ojos, veía una imagen que me resultaba horrible y que no recuerdo de nada. Es como si mi estuviera volviendo loca y me imaginara las cosas. - Lucy estaba procesando lo que yo le decía.
-Como ya te comenté pienso que tienes amnesia postraumática, pero si continúas así debes contármelo por que esas alucinaciones pueden deberse a algo más.
-¿Algo más? ¿Algo preocupante? - No sonaba nada bien.
-Hay muchísimos tipos de amnesia, Julia. La mas común es la prostraumática que es debida casi siempre a un golpe por un accidente o algo similar. - Me señaló al coche destrozado. - Tus recuerdos acaban justo antes del accidente … - Me miró con cautela. - Es por eso, por lo que al no haber nada más sospecho que en un tiempo volverás a tener tus recuerdos. Sin embargo si hay algo más que te pase por la cabeza debes contármelo, por que con tantas ramas como hay puede ser otra amnesia y debemos tratarla con otros miramientos.

Bob se acercó a nosotras y nos interrumpió en la conversación. Estaba muy agitado, con la respiración entrecortada, nervioso y con cara de agobio. Nos señaló hacia lo que era su espalda y comprendimos que sucedía. Zombis otra vez. Esas malditas cosas no se acababan nunca.

Con lo imposible que era meter la furgoneta entre tanto coche, estaban lejos de nosotros. Cogí mis cosas, que había soltado en el suelo mientras hablaba con mi compañera, y salimos corriendo para los demás. En poco tiempo se habían juntado como poco una docena de errantes.

Eché mis cosas en la bandeja de la furgoneta y armándome de valor fui a luchar con mi grupo.
Ver la foto de mi hija y mi marido me había motivado para luchar y afrontar todo lo que hiciese falta. En ese momento en mi cabeza algo hizo click. Ahora no era yo, no pensaba, sólo actuaba seguida por mis impulsos de salir de allí y encontrar a mi familia.
Saqué la pistola y dejé el destornillador en mi cinturón. Apunté y con la mano temblorosa disparé. Para suerte y sorpresa acerté y Bob me animó. “Muy bien Julia, así se hace”.
Era claro que los ruidos los atraían por que al no poder atacarles cuerpo a cuerpo la mayoría estábamos utilizando armas de fuego y a cada rato parecían venir más.

El grito de alguien nos alertó. No conocíamos esa voz, no era de los nuestros. Buscamos el origen y vimos que al final de la carretera por donde habíamos venido salía de entre los arbustos alguien. Esa parte daba al bosque de la parte baja de la ciudad. Nos sorprendió ver como una niña, de no más de 15 años, corría intentando huir de 4 de ellos. Fui corriendo a ayudarle cuando Nick me agarró por el brazo.

- ¿A dónde crees qué vas? - Me impedía ir mientras disparaba a uno de ellos.
- Necesita ayuda, la están persiguiendo.
- No es nuestro problema y menos después de ver su pierna.
Observé lo que decía. Estaba descalza y una de sus piernas estaba cubierta por un vendaje con sangre.
- Está herida, con mas razón tenemos que ayudarle. - Me solté de su agarré y corrí a ayudarla. Esquivando una de esas cosas que intentaba cazarme por el camino.

No se si era la adrenalina o qué, pero no pensaba en ese momento más que en ayudar a esa pobre chica. Apunté a sus perseguidores y disparé. Uno cayó al suelo pero seguía no muerto y volví a disparar, está vez acerté y la chica pudo respirar más tranquila.
Corrí a por ella para traerla con nosotros y le pedí que se calmase.

  • ¿Estás bien? - Pregunté - ¿Y tú familia?
  • Estoy bien pero mi familia ... - Se echó a llorar muy muy nerviosa. - Caminábamos por el bosque buscando ayuda y un grupo de ellos salió de la nada y nos atacó.
  • ¿Han muerto? - Agachó la mirada. No hacía falta respuesta. - ¿Tienes a alguien con quién quedarte?
  • No. - Me miró con lágrimas que caían por sus mejillas. - No tengo nada, estoy sola.

Se me partía el alma y no podía permitir que se quedara así, me recordaba a Emily, tenía el pelo negro y piel blanca como mi hija. La veía muy indefensa y dócil, muy triste y no era para menos. Por ningún motivo podía dejarla allí tirada.
  • No estás sola, vente conmigo.

Ambas nos fuimos a la camioneta donde estaba mi grupo, ya sin zombis, tranquilos, hablando entre ellos. Cuando me acerqué Bob nos miró a mi y a la chica.

  • ¿Cómo te llamas chica? - Preguntó sin quitarme la vista a mi.
  • Me...Me llamo Samara. - Dijo entre sollozos.
  • Vamos Bob, mira su pierna. - Nick se metió en la conversación mirándome con ira. - No nos podemos fiar de ella, puede transformarse.
  • ¿Qué te ha pasado ahí, hija? - Bob hizo caso omiso de la idea de dejarla allí tirada. - ¿Te han mordido o arañado?
  • No, me hice esta herida en el bosque es de una rama. Huyendo me caí y me la clavé.
  • El vendaje está muy sucio. - Observé. - ¿Cuándo te la hiciste?
  • Hace un par de días, antes de que mi familia...
  • Bob, no podemos dejarla aquí es una cría. - Kevin intervino. - No duraría ni dos días.
  • Cierra el pico Kevin, ¿cómo sabemos qué no nos está mintiendo para venir con nosotros?
  • Enserio, Nick, podrías dejar de ser un capullo para variar.
Sospechaba que entre ellos no iba muy bien la cosa hoy, pero me puse en medio antes de ver como se peleaban. Estaba de acuerdo con Kevin y , la había salvado yo y mi decisión era que viniera con nosotros. Yo era parte del grupo y tenía una opinión que dar.

Hoy había trazado la línea de lo que era mi vida a lo que era el mundo ahora. Había matado y había decidido que iba a luchar. Me había hecho parte de esta comunidad, ahora era una superviviente como ellos. Eran mi hogar hasta que encontrara a mi familia y estaba segura de una cosa, haría lo que hiciera falta por ellos. Pero entre esta nueva Julia no estaba el hábito de abandonar a una niña. Aún tenía humanidad como para saber que no debía hacer eso.

  • Nick... - Le miré con desdén. - He salvado a esta niña y no voy a permitir que muera aquí por que tú no quieras llevarla.- Notaba como todos me estaban mirando ahora a mí. - Si yo estoy con vosotros, ella estará conmigo.
  • Como tu quieras. - Me miró sonriendo. - Que rápido has despertado Julia, con lo delicada que parecías.

Respiré aliviada, la adrenalina fluía por mis venas desde el momento que vi a esta niña en peligro.

  • Samara – La cogí de la mano. - ¿Había más zombis donde estabais?
  • No. Sólo los que vinieron detrás de mi, los demás murieron.
  • ¿Hay algo que quieras coger antes de irnos?
  • No hay nada de valor, lo perdimos todo.
  • Bien pues entonces … - Miré a Nick. - ...si los demás no tienen impedimento te vienes con nosotros.
Bob me miró y asintió. Por la cara de los demás supuse que estaban de acuerdo y que Nick pese a como se había puesto estaba aceptando la idea de que Samara viniera a nuestro refugio.

Llegamos pasadas las 7 de la tarde al local. Miré mi reloj y me empecé a hacer a la idea de que pronto no funcionaría. La pila se acabaría algún día y a menos que tuviera posibilidad de cambiarla no me iba a jugar la vida por saber la hora.
Cuando entramos le señalé a la niña que se fuera a mi camastro. “Ahora iré yo, tumbáte mientras” le dije. Me fui y hablé con Bob sobre el asunto.

  • Bob, ¿Podemos hablar?
  • Claro, ¿Qué pasa?
  • Yo... Lo siento, no quería aparentar mas derechos de los que tengo.
  • ¿A qué te refieres? - Realmente no entendía nada de lo que le decía.
  • Antes, cuando quise traer a Samara. Se que tú eres el líder y que soy la última que ha venido y no tengo derecho a cuestionar tu autoridad.
  • Julia.- Me miró sonriendo. - ¿Crees qué yo habría dejado a una niña abandonada?
  • A mi no me abandonaste desde luego.
  • Tú puede que me veas como un líder, pero aquí todos tenemos los mismos derechos y si no estás de acuerdo con algo debes decirlo, si estás en desacuerdo debes aclararlo y en ningún momento he sentido un desacato. - Aclaró sonriendo. - ¿Qué has encontrado en el coche?
  • Mi bolso, una foto de mi familia y una bolsa de trabajo. Tenemos medicamentos y utensilios extra.
  • Quizás debas echar un ojo a su herida. - Me señaló con la vista a la chica. - No está de más saber que tipo de herida tiene.

Aunque no lo dijo con esas palabras, sabía que se refería a una mordedura o arañazo que nos pudiera poner en peligro. Hice caso y me fui a mi zona de descanso a echar un ojo a la herida de Samara.
Retiré el vendaje y a simple vista estaba muy infectada. No lograba entender como esta chica había podido huir con semejante infección. Tenía mal olor y mal aspecto.
Respiré aliviada por que nos había dicho la verdad. No era un bocado ni nada que ver con esos odiosos muertos vivientes.
Le limpié la herida, se la desinfecté y suturé, le vendé la pierna y saqué de mi bolsa unos antibióticos que tenía, le acerqué mi botellín de agua y le pedí que se la tomara, que le sentaría bien.

  • Será mejor que duermas, te pondrás bien.

La dejé dormir en mi camastro y me centré en mis cosas, las que había encontrado. Me pregunté varias veces por que llevaría tantos medicamentos ahí cuando no era lo habitual.




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