domingo, 10 de abril de 2016

Capítulo 4 - Confesiones

Capítulo 4
Confesiones
"15 de Abril de 1984

Ya han pasado dos días desde que despertó en mí la desconfianza por estas personas, aunque hay cosas que me despistan y me dejan ver que quizás no son tan malos como yo pensé. Te extraño John, hecho de menos a nuestra hija y a ti y no sé cuánto podré aguantar sin veros. Me encuentro muy bien, apenas siento dolor alguno y mis heridas están casi curadas. Si todo marcha así de bien pronto saldré a buscaros.
Bob me ha dicho que quiere hablar conmigo, que es importante.... me inquieta esa confesión.
Esperadme donde estéis, iré por vosotros.

Siempre tuya, Julia."

Cierro mi diario, lo guardo en mi mochila y me pongo de pie. Miro mi nueva "maleta" y pienso en lo que me dijo Bob, "Te hará más falta de lo que piensas" me comentó. Aún no entendía el porqué. Me dirigí hacía donde él estaba y llamé su atención dando unas palmaditas en su hombro.

-¿Querías hablar conmigo, Bob? -
-¡Julia! - Me nombró con entusiasmo.- Me alegra que estés dispuesta, pensé que después de lo del otro día seguirías algo descontenta.
-Tengo un arma que no dudaré en usar. -Respondí con una broma.
-Estoy seguro de ello. Ven, iremos allí.

Bob me señaló a la parte mas deshabitada del local. No sabía si me arrepentiría después pero, comenzaba a confiar en ellos. Se habían portado conmigo de la mejor manera que han podido, me habían proporcionado alimento, agua y un arma para defenderme. No podía quejarme y menos aún después de curarme de mi accidente.
Le seguí hasta donde me había señalado. En su cara noté cierta preocupación y sabía que el tema que tocaríamos no sería muy agradable. Quizás quería que me fuera o quizás insistiría para qué me quedara y pensaba en mi negativa. Dejé que hablase antes de montarme mis propias películas.

-Verás Julia, el tema del que quiero hablarte es delicado. Has perdido la memoria desde el accidente y me gustaría saber que recuerdas antes de que te encontráramos nosotros.
-No recuerdo nada, Bob. -No entendía por qué me hablaba de eso. -Sé que tuve un accidente por que me lo contásteis vosotros pero no recuerdo nada. Ni que coche llevaba, ni donde fue ni por qué pasó... nada.
-Muy bien. -Le notaba muy nervioso. - ¿Qué es lo último que recuerdas?
-Lo último... - Mi mente intentaba encontrar respuesta. - Creo que lo último que recuerdo es que tenía que encontrarme con mi marido.
-¿A qué te dedicas, Julia?
-Soy enfermera en el hospital general de Bloodway. - Noto como la cara se me hiela. - Dios mio, mi trabajo, ¿cuánto llevo sin ir?
-¿Qué mas recuerdas? - Ignoro mi estado de alarma por faltar al trabajo.
-Recuerdo un brote enorme de gripe. En el hospital recibíamos gente con fiebres muy altas. - Recordé algo. -Estuve de guardia dos días. Había un caos increíble en el Hospital, los enfermos entraban en estado grave de fiebre, casi todo el personal estaba allí y no dábamos a basto.
-¿Recuerdas algo de esa gripe?
-Sólo eso. Los pacientes entraban con altas fiebres y con un estado de ansiedad muy extraño. Incluso algunos eran agresivos, mordían y teníamos que atarles. Le pusimos nombre a ese brote por que nunca lo habíamos visto. Creo que le pusimos... fiebre rabiosa. Si, eso es, le pusimos así por que parecía que tenían la rabia, estaban muy alterados.
Hablé con John, me pidió que fuera a verle por que llevaba dos días haciendo guardia y yo necesitaba verlos, a él y a mi hija. No recuerdo nada más, ni si llegué a verle o no.
Bob me miró con una especie de nostalgia, intriga, pena e incertidumbre.

-Esa gripe fue más peligrosa de lo que piensas Julia.
-No te entiendo. -Por mi cabeza pasó la idea de que mi hija o mi marido estuvieran enfermos y que no quisiera contármelo. Lo descarté, por que no era posible que les conociera.
-Esa gripe no era una gripe como la de un resfriado. Todo el que es mordido se contagia, todo el que es contagiado muere, y todo el que muere resucita.

A estas alturas de la conversación no podía creerme lo que me estaba insinuando.

-No sabemos con exactitud cuando comenzó y donde se originó el brote, hasta hace una semana y media la televisión y la radio nos mantenía informados. De repente todo cesó y ahora no sabemos nada. Sólo tenemos una vieja radio de policía de Jason.
-Bueno no hay que alarmarse, seguro que hay alguna cura.

Bob bajó la cabeza y me cogió la mano.

-El motivo por el que no te queríamos contar nada era tu amnesia. No queríamos forzarla mas de lo necesario para que intentaras recordar por ti misma todo este asunto. Nos hablaste de John y Emily, tu marido y tu hija, no sabias donde estaban y no queríamos entorpecer tus recuerdos con lo que pasa ahora mismo.
-¿Por qué me lo cuentas ahora? Vi a Nick con un arma y creo recordar que Lucy dijo algo de eso.
-Nick tiene un arma y todos la tenemos. No podemos salir a la calle sin ella, no si queremos vivir. Esas personas que contrajeron la gripe ya no son lo que eran. Muchos de ellos después de muertos han resucitado y su único objetivo era devorar a alguien vivo.
-Pero... -No sabia que responder, no entendía nada y no tenía palabras para esta conversación. - No sé... no sé que decirte. Yo viví el comienzo de la gripe en primera persona. Y había algo muy raro en ella pero nada hasta el punto que me estás diciendo.
-¿Estaban todos con algún tipo de herida?
-Pues no sé decirte, ahora no puedo caer en detalles pero sí recuerdo que había dos o tres que tenían un bocado en alguna extremidad, aunque no sangraba ni parecía grave, por eso no nos percatamos de ello.
-Se trasmite así, alguien infectado te muerde o te araña y estás jodido.
-Pero no tenían infección en esas heridas.
-Una vez te arañan o muerden no necesariamente tiene que haber infección ahí. Es como un virus que te ataca desde dentro. Al menos eso dijeron en la radio poco antes de que se cortara toda trasmisión.
-Pero entonces... ¿hay alguna cura?
-Me temo que por el momento no. Sólo puedo decirte que la ciudad está plagada de esas criaturas y por eso no queríamos dejarte ir sin estar curada.
No somos enemigos Julia, queremos ayudar pero necesitamos que confíes en nosotros, ya te he contado la verdad. Ahora mismo se que es mucho para procesar pero tu que has vivido eso en el hospital no debería sorprenderte.
-¿No? Me estás hablando de Zombies. Me dices que gente que muere resucita convertida en uno, eso de toda la vida han sido zombies. ¿Cómo puedo creer eso?. -Le respondí incrédula – Confío en la ciencia, seguro que hay una explicación lógica para esto y una cura.
-¿Estás con nosotros, Julia? ¿O prefieres creer en la ciencia?. - Me miró a los ojos, definitivamente decía la verdad. - Nosotros te damos armas, suministros, y cobijo, aparte de que a esas cosas es mejor enfrentarse acompañado. La ciencia ¿qué te da? ¿esperanza?
-Una... cura...
-¿Quieres ver el mundo ahí fuera? ¿Quieres ver qué cura hay? Te lo diré yo. La única cura es un tiro entre las cejas. No hay nada más. Repito, ¿te da la ciencia esperanza? La esperanza no te salvará cuando una de esas cosas se tire encima tuya para devorarte.

No podía hablar y tampoco sabía que decir. ¿Cómo afrontar un mundo de zombies cuando me estaba recuperando de mi accidente y no sabía nada de mi hija y mi marido?. Mi familia...¿estarán bien? ¿estarán a salvo? Ahora la incertidumbre y el dolor me inundaban aún más.

-Tengo que ir a por mi familia.
-No sabes donde están, no es seguro estar ahí fuera si no es necesario.
-Pero es mi familia.
-Te ayudaremos a buscarlos, pero deberá ser como yo lo crea conveniente.
-¿Donde me encontrásteis?
-En mitad de la carretera dirección a Wesbirl. ¿por qué?
-Esa carretera está bastante lejos de mi casa... ¿seguro qué no iba nadie en el coche?
-Sólo estabas tu sola, cubierta de sangre, inconsciente, y hecha puré.
-¿Me puedes llevar allí?
-¿Dónde? ¿a la carretera o a tu casa?
-A la carretera, quiero ver el lugar del accidente, quizás recuerde algo allí.

Me puso mala cara no muy contento con mi petición, pero accedió y asintió con la cabeza. Fui donde estaba mi mochila.

-Iremos al amanecer, pero Julia...
-¿Si? - Me volví.
-Prepárate para ver el horror de BloodWay, nada de lo que recuerdas estará igual. La sangre mancha las calles y el olor se expande por toda la ciudad. No te separes de mi, confía en nosotros, lleva un arma y sobre todo no dudes, cuando se te acerquen debes disparar o tú morirás.
-No sé disparar. - Confesé avergonzada.
-Lo imaginaba, aún así... - Me señaló el cinturón. - Saca tu arma.
No entendía lo qué quería hacer pero ahora confiaba en él, me había contado la verdad y no había motivo para pensar que era un enemigo.
Le extendí el arma cogiéndola del cañón. Vi que sacaba una parte de la pistola. Y que me la devolvía.
-Cárgala.
-Te he dicho que no se usarla. -¿Acaso jugaba conmigo? -¿Cómo voy a cargarla? No sé.
-Tu inténtalo. - Lo hice y a pesar de mi torpeza logré cargarla. -No es tan difícil.

Examiné el arma, repasando la simpleza de cargarla en mi cabeza.

-Dámela de nuevo. - Ahora veo que la deja en varias piezas. - Antes de nada esto es una 9mm, es una pistola simple, con un cargador de quince balas.
-No entiendo de armas.
-Lo sé, por eso te explicaré lo mas simple que pueda el funcionamiento de esta. Deberás recargar y eso lo tendrás que hacer rápido en más de una ocasión. También tendrás que limpiar tu arma y para eso la tendrás que desmontar. Mira este botón de aquí, si lo pulsas cae el cargador. Ahora te voy a enseñar el seguro, ¿ves la corredera?

Yo asentía pero se me hacía muy difícil entender todo esto de golpe. Nunca antes había tenido la oportunidad de experimentar con armas. Las había visto, John tenía un revólver en casa y sabía como era, mas no lo había usado nunca.
Después de un rato de explicaciones ya sabía recargar y asegurar mi pistola, aunque no sabía desmontar y limpiar el arma pero tampoco había urgencia en eso. "Lo importante y básico es la supervivencia, Julia. De nada te sirve saber limpiar un arma si no sabes disparar o no reaccionas para utilizarla", me dijo Bob.


Era tarde, el sol se había puesto ya y al amanecer saldríamos hacía la carretera donde tuve el accidente. Con esperanzas me aferré al cojín desgastado para poder descansar, intentando procesar todo lo que había descubierto hoy. Mañana podría tener pistas de mi familia... eso me hizo muy feliz y una parte de mi saltaba de alegría, mientras que otra se ahogaba en la preocupación al no saber si estarían bien, asustada por lo qué me podía encontrar ahí fuera.

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