sábado, 9 de abril de 2016

Capítulo 3 - Líder

Capítulo 3
Líder

25 de Agosto de 1984

Querido John, ayer conocí a dos jóvenes en una de mis escapadas, sigo con ellos aquí buscando el momento para partir en vuestra búsqueda. Uno de ellos está herido y no puedo abandonarles así, al menos no hasta que esté curado. He pasado la noche aquí cobijada en un viejo motel abandonado, ¿Recuerdas nuestra Luna de miel? Me ha traído gratos recuerdos este lugar de cuando hicimos nuestra excursión, la primera noche que pasamos juntos en aquél motel de carretera cuando no podíamos pagar nada más. Allí concebimos a nuestra pequeña Emily. No dejo de pensar en mi niña, cuídala, promete que la protegerás de todo lo malo que hay ahí fuera. No ceso en mi intento por encontraros.

Os quiero, siempre tuya, Julia.”


Levanté la vista de mi libreta y miré a los dos jóvenes que descansaban frente a mi, Jasper en la cama y Shaun en el suelo. Sentí lástima por ellos, no eran adultos y sin embargo se les veía ya muy maduros para sobrevivir ellos solos en un mundo como el que había ahora. No debían de tener mas de veinte años, dieciocho o diecinueve a lo sumo, y aún así ahí estaban luchando por su vida intentando defenderse de los que antes fueron sus amigos y compañeros. Quizás hasta había familia en la planta baja donde estaban encerrados, pero no podía preguntarles eso y remover un dolor que posiblemente intentaban tapar.
Pensar en que mi hija podía estar en esa situación me aterró por dentro e hizo que una parte de mi interior se rompiera en mil pedazos.

Un ruido extraño me sacó de mis pensamientos, rápidamente me levanté y espabilé a los chicos, sin hablar les advertí que estuvieran callados y quietos, que no hicieran el menor ruido.
Cogí mi arma y aprovechando la luz del sol que entraba por las ventanas de los pasillos avancé despacio, no sin antes ponerme el hacha de mano en el cinturón por si tenía que hacer uso de ella. En cuclillas fui recorriendo el pasillo buscando algún indicio de donde provenía el ruido, pero no encontré nada. Entonces caí en que había mas plantas y que no sabía si habían mirado en todas ellas, volví sobre mis pasos y pregunté.

-¿Habéis registrado todo el motel? - Pregunté lo más bajo que pude.
-Sí. -dijo- Aunque hay habitaciones a las que no hemos accedido aún.
-¿Qué es lo que queda por registrar?
-La planta de arriba, hay un par de habitaciones que no han sido abiertas. La 209 y la 212. También está la planta de los trasteros donde están la sala de mantenimiento del motel y el cuarto de limpieza. Según el cuadro que había abajo no debería haber más habitaciones.
-Estáis en un refugio ¿Cómo no se os ha ocurrido mirar todo antes? - Esto no me lo esperaba.
-Sólo quedamos nosotros dos, cuando vinimos aquí hace cuatro días veníamos con nuestro grupo. El líder, Walter, nos dijo que por nuestra seguridad no hiciéramos nada por nuestra cuenta, que ya nos mandaría él si fuese necesario. Pero nunca llegó ese día.
-¿Qué le pasó a vuestro líder? -Me imaginaba la respuesta.
-Bueno él se encargó de llevarlos allí, a la cámara frigorífica. Hizo de cebo para Andrew, otros no podían andar o estaban medio destripados mientras agonizaban, así que como líder del grupo se ofreció para llevarlos y encerrarlos. Cuando llevó el último no se percató de que el que una vez había sido Andrew se había caído al suelo y antes de reaccionar le mordió en la pierna. Sabía que no había solución y se quedó dentro. Al rato se escuchó un tiro y suponemos que se suicidó.
-Está bien, voy a subir. Quedaros aquí y apuntad a la puerta. Escucha Shaun, Jasper aún está débil y no puede mover bien la pierna, deberás estar atento a la entrada, a cualquier ruido que no sea el mío. Cuando esté en la puerta daré tres golpes con la palma de la mano. Los reconocerás.
-¿Y si hay algo ahí arriba? ¿Enserio quieres ir tu sola?
-No es buena idea dejar aquí solo a Jasper. Iré, echaré un vistazo y si veo que hay más de la cuenta o algo va mal me volveré y ya intentaremos algo.
-¡Julia! - Me llamó Shaun.
-¿Sí?
-Siento como te hablé ayer, estaba muy nervioso y no se en quién puedo confiar.
Me enterneció su revelación.
-No es nada. Ahora vuelvo. - Sonreí antes de salir por la puerta.

Salí de la habitación como lo había hecho antes, con mi pistola en la mano y el hacha en el cinturón para una posible emergencia. Avancé por la escalera despacio intentando hacer el menor ruido posible. Las escaleras crujían a cada paso que daba y me hacía desesperarme cada vez más.
Llegué a la planta de arriba y busqué las habitaciones que me habían dicho los chicos. 209 y 212. Estaban cerradas. Antes de forzarlas avancé a la siguiente planta. Rebusqué en la sala de mantenimiento, y aparte de olor a óxido, y sequedad no vi nada útil ni alarmante. En la sala de limpieza no había nada de interés, salvo papel higiénico y trapos tanto sucios como limpios. Tampoco había ningún enemigo. Al ir al trastero vi un tablón de madera en medio de las dos puertas de metal, me alarmó por que estaba cerrada desde fuera lo cual preocupaba. Eran claros signos de que querían que lo que hubiera ahí no saliera.

Acerqué el oído despacio y no escuché nada. Arañé un poco la puerta para despertar interés en lo que hubiera dentro, si es que lo había. Escuché algo pero no parecía nada grave. Por más que me asomara a los marcos de la puerta estaban teñidos de polvo y el “sólo personal autorizado” lo tapaba todo. Quité el tablón de madera despacio y lo dejé a mano. Me asomé muy lentamente por el filo de la puerta intentando no llamar su atención por que sabía que había algo ahí. Conté cinco, seis y hasta siete zombies encerrados. Todos vestidos con la ropa o los restos de lo que parecía ser un uniforme del motel.

Cuando estaba cerrando la puerta se me calló el tablón de las manos y alertó a los seres que no debían salir de ahí. Me puse nerviosa y con torpeza intentaba impedirles que abrieran la puerta. Una mano ensangrentada y putrefacta salía por el filo intentando cogerme, sus compañeros de habitación gemían con interés por mí mientras se acercaban. Conseguí poner la dichosa tabla y me fui a la planta baja.
Pasé de mirar las dos habitaciones que faltaban, no quería hacer más ruido para no alertarlos más. Llegué a la habitación de Shaun y Jasper y di tres golpes flojos en la puerta. Me abrió despacio y entré. Por seguridad le pedí que pusiéramos algo tras ella.

-¿Has encontrado algo?
-Siete zombies en el trastero. Eran personal del motel, llevaban el uniforme.
-¿Los has matado?
-No, tampoco sé si servirá de algo, están encerrados y no se si habrá algo en ese trastero que pueda ser de utilidad.
-Te ayudaré.
-Creo que es más importante limpiar la cocina que el trastero, en ella puede haber comida. De pura suerte encontraste una botellita de vodka en una de las habitaciones, no tendremos esa suerte con los alimentos.
-Son nuestros amigos.
-Lo eran, ahora sólo quieren comernos, no podemos hacer nada más. - Les dije intentando ser comprensiva. - ¿Cuántos puede haber?
-Éramos siete, así que...
-Tenemos siete arriba y cinco abajo. - Suspiré intentando aclarar las ideas. - Nuestra prioridad es la comida que pueda haber.
-Podemos intentarlo y si se pone fea la cosa cerramos la puerta.
-Está bien, pero no me gusta la idea de dejar a Jasper solo.
-Busca algo con lo que podamos atascar la puerta desde fuera.

Cerramos la puerta de la habitación de Jasper y pusimos delante un mueble que había en uno de los cuartos cercanos.
Fuimos a bajo y miré a Shaun... pude ver en su cara preocupación, pena, nostalgia... una mezcla de sentimientos que no sabía describir, pero que a muy a mi pesar, conocía perfectamente. No quise profundizar en sus pensamientos y continuamos hacía la cocina.

-¿Tienes arma de fuego? - Pregunté.
-Sólo tengo 3 balas.
-Toma. - Rebusqué en mi riñonera y saqué dos balas. No tenía mucho pero mejor eso que jugarnos la vida. - Tengo mi arma cargada, cógelas y recarga la tuya.
-Gracias. -Sonrió.
Un chico que hasta hace pocas horas parecía ser mi enemigo me estaba confiando su vida a mi y dando las gracias.
-Lleva la pistola con las dos manos, pero sujeta en la culata un cuchillo para corta distancia. Si ves que te superan y no confías en el cuchillo usa la pistola. Recuerda disparar a la cabeza y sobre todo piensa que no son tus amigos, ahora son tus enemigos. - Advertí.- Ponte al otro extremo de la puerta a poca distancia de ella. La forzaré y comenzarán a salir.

Usé la llave que había cogido en el mostrador y como seguía atascada, usé el hacha de mano. Di la estacada a la barrera que nos separaba de los muertos vivientes, acto seguido comenzaron a salir. Uno avanzó hacía a mi y pude golpearle en la cabeza. Vinieron más. Uno menos, quedaban cuatro, no parecía ser un problema. Pero me distraje cuando vi a una de esas cosas acercarse a Shaun. Estaba perplejo, atemorizado mirando al que se acercaba a él, no disparaba, no actuaba, sólo retrocedía.

-¡Dispara Shaun! ¡Maldita sea! Dale en la cabeza. - Grité pero no reaccionaba.

No me quedaba opción y disparé yo, pero descuidé mi retaguardia y antes de darme cuenta tenía uno encima forcejeando conmigo. No tenía armas, al tirarme al suelo salieron despedidas de mis manos. Le agarraba del cuello intentando quitármelo de encima, quería escapar, pero no podía, su boca putrefacta cada vez se acercaba más a mi cara, podía sentir su repugnante olor y aliento acariciar mis mejillas. Veía sus dientes podridos tan de cerca que pensaba en lo peor. Sus manos muertas se clavaban en mi piel cada vez mas y empezaba a sentir el dolor y el pánico. Forcejeando sólo conseguía moverme de un lado a otro hasta que de pronto... escucho un tiro y el zombie deja de tambalearse. Noto como la sangre cae encima mía. Siento asco y alivio.
Shaun había disparado y veía como las lágrimas caían de sus ojos, posiblemente sin darse ni cuenta de ello.

-Gracias Shaun. -Sonreí- Me has salvado la vida.

Aún quedaban dos fuera que se iban acercando, mientras dentro estaría uno que se escuchaba pero no se veía. Acabamos con ellos rápido, uno para cada uno, golpe en la cabeza y dejaban de moverse.
-Enciende tu linterna, colócala así. - Le mostré como lo hacía yo para poder llevar la pistola con la linterna. - Ten el cuchillo a mano, Shaun, nunca olvides eso. Aún te quedan cuatro balas. Apunta con la linterna hacía el suelo, avanza despacio y no te despegues de mi. Puede haber alguno en el suelo.

Como me temía, uno se arrastraba hacía ami. El que no veíamos acercarse a nosotros. Saqué el hacha y le rompí lo poco que quedaba del cráneo.

Estaba oscuro. Por las ventanas de la cocina no entraba luz, las persianas estaban colgando y tapaban cualquier rayo que se atreviera a entrar por el cristal. No escuché nada, no había nadie. Estaba despejado. Me acerqué a las ventana y las abrí, quité las persianas para que entrara la luz. Daban al patio, así que no había peligro de que entraran zombies por ahí ya que se veía la alambrada intacta. Necesitábamos mucha luz para buscar suministros. Ahora podíamos respirar tranquilos. Shaun estaba en la cámara frigorífica mirando al suelo.

-Este era Walter. - ...- Se pegó el tiro y aún así se lo comieron.
-Fue su deseo, quedarse aquí, encerrarlos....no podía hacer nada más y optó por echarle valor hasta el último momento.


Aún tenía el arma en su mano. La cogí y se la di a Shaun. -es mejor que la tengáis vosotros, es vuestra- . Comenzamos a rebuscar en la cocina y encontramos algunas cosas interesantes.

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